Alivio de las molestias para una red de distribución “estresada”
Back to TopA pesar de ejercitarme con frecuencia, ahora tengo una lesión en el hombro y siento un dolor intenso. Mi fisioterapeuta atribuye esta molestia al estrés, a trabajar los brazos de otra manera y a un desequilibrio en mi rutina de entrenamiento. Esto se debe a que el centro de mi cuerpo no es lo suficientemente resistente, es decir, estoy intentando hacer demasiado esfuerzo con una base poco confiable.
¿Por qué cuento esta historia aquí? Pues bien, esta experiencia guarda un claro paralelismo con lo que ocurre en la actualidad con la red de distribución eléctrica. La red está sometida a un gran estrés provocado por la antigüedad, los cambios en los patrones de uso y los fenómenos meteorológicos, que cada vez son más extremos. Estamos tratando de utilizar la red de distribución de maneras que no estaban previstas, como la conexión de vehículos eléctricos y recursos energéticos más distribuidos, sin dejar de apoyar el flujo de energía bidireccional. Asimismo, se está produciendo un desequilibrio inherente en la red porque utilizamos recursos renovables más intermitentes, lo que implica que la capacidad de la red y el almacenamiento de energía deben compensar ese esfuerzo.
Todos estos cambios en la red de distribución supondrán molestias intensas para nuestros esfuerzos por suministrar energía limpia, confiable y asequible. Entonces, ¿cómo afrontar estos desafíos? La solución tiene que ver con el fortalecimiento de nuestro “centro”.
Las empresas de electricidad (con el apoyo de los organismos reguladores) deben invertir en la construcción de una red de distribución más sólida y flexible. Al igual que ocurre con el centro de nuestro cuerpo, cada uno de los aspectos de la futura red inteligente está conectado a la red de distribución y se alimenta de ella.
Un punto fundamental aquí es la confiabilidad. Dado que la red de distribución se encarga cada vez más del trabajo pesado de la sociedad (desde la fabricación hasta la educación y el transporte), cualquier interrupción del servicio obstaculiza nuestros esfuerzos, independientemente de su duración. Esto puede ser incluso más problemático cuando las interrupciones provocan que se desconecten los recursos renovables distribuidos. En esos casos, nos vemos obligados a reconstruir primero el servicio de la red (por medio de la reducción de la generación centralizada) antes de que esos recursos renovables puedan volver a ponerse en funcionamiento.
Sin importar de qué modo intentemos fortalecer nuestra red, la confiabilidad de la red de distribución es primordial para que contemos con un servicio de energía en buen estado. Aunque la red de distribución no es la parte más visible de nuestro cuerpo eléctrico, contar con una más sólida y confiable es fundamental para que podamos hacer todo lo que queramos (y, con suerte, con la menor cantidad de molestias posibles), especialmente a medida que sometemos a los sistemas a nuevos factores de estrés.