El ‘Valor del Tiempo de la Resiliencia’
Back to TopPensando acerca de la resiliencia como la capacidad de todos los días del sistema de energía para evitar las interrupciones y acerca de la resiliencia como la capacidad de resistir las tormentas y regresar a estar en línea después de una interrupción importante. Mientras más larga sea una interrupción, más serán los aspectos en la economía y en la sociedad que serán impactados. Este es el nuevo “valor del tiempo de la resiliencia”. Conforme consideramos dónde dar prioridad a las inversiones en la resiliencia de nuestra energía, debemos pensar cuales aspectos de nuestra comunidad son más críticos.
Se ha realizado mucha investigación (alguna de ella hecha por S&C) en el considerable impacto que tienen las interrupciones de energía en las operaciones de los negocios comerciales e industriales. Con menos frecuencia se discute cómo las interrupciones afectan a las comunidades – a los clientes residenciales; a los negocios locales pequeños; y a las funciones de apoyo a la comunidad como la policía, los bomberos y los hospitales. Las comunidades son los bloques de construcción claves de la vida para más personas. El distanciamiento social y el trabajo/aprendizaje remoto resultante del COVID-19 solamente han magnificado la importancia de la comunidad local.
Los primeros momentos de una interrupción se sienten más cercanos a nuestra casa, la desconexión del aprendizaje remoto, las video conferencias del trabajo, los elevadores, las bombas de gasolina y a los negocios locales en los métodos de pago con tarjeta de crédito. Una interrupción corta que podría de otra manera pasaría desapercibida ahora tiene un impacto material negativo inmediato en la vida diaria de la mayoría de la gente. La generación de respaldo y los sistemas de almacenamiento de energía de las instalaciones comerciales no nos pueden ayudarnos.
Conforme una interrupción se alarga, los clientes residenciales y los comercios y tiendas locales empiezan a tener más preocupación sobre la refrigeración y los controles de temperatura. Esto es particularmente peligroso para la población en riesgo como los adultos mayores. Las cadenas de tiendas de comestibles pueden perder muchos de sus productos refrigerados y congelados de su existencia, algunas veces forzando a la tienda a cerrar.
Ambos impactos se sienten más agudos en los vecindarios de bajos ingresos, dónde más personas pueden no contar con los recursos para reestablecerse en un área con energía y dónde el cierre de las tiendas puede llevar a la escasez de alimentos. Los medicamentos refrigerados también empezarán a caducar, creando problemas en la cadena de suministro de insulina y otros medicamentos que salvan la vida.
Las interrupciones por múltiples días también afectan la movilidad cuando las estaciones de gasolina y los vehículos eléctricos queden incapacitados. Las interrupciones que se prolongan por más de una semana requieren que aquellos que no se pueden reubicar reconsideren cómo podrán tener acceso a las necesidades de la vida. Los generadores de respaldo que surten a los hospitales y responden típicamente primero, almacenan combustible para 72 horas de operación, así que empezamos a ver una reducción de las capacidades de estos críticos servicios.
El valor del tiempo de la resiliencia nos muestra que, mientras más tiempo estemos sin energía, más aspectos de nuestra comunidad están en riesgo. Nuestra resiliencia incrementada en la electricidad y el Internet para el comercio, harán del impacto de cada interrupción sea más severo. Cuando acoplamos esto con los patrones cambiantes de uso causados por dichos hechos como la electrificación de la transportación y el distanciamiento social, vemos que las compañías eléctricas se enfrentan con que deben reevaluar cómo dirigirán los esfuerzos de la resiliencia de su energía.
Los sistemas modernos de energía como las redes de distribución auto-reparables, la tecnología de la reconexión automática, y las soluciones inalámbricas, nos ayudan a mitigar estos riesgos. Sin embargo, la actividad incrementada de las tormentas, una red de distribución que envejece, y las amenazas a la ciber-seguridad significarán una mayor presión en estas soluciones. Podemos invertir en un sistema de energía eléctrica confiable que minimizará las interrupciones, y podemos invertir en un sistema de resiliencia que nos regresará en línea después de una interrupción importante.
Cómo debemos dar prioridad a estos dos tipos de inversión deberá basarse en nuestra comprensión de las necesidades de los clientes y en cómo esas necesidades cambian conforme pasan las horas.